“Lo importante no es llegar solos y rápido, sino todos y a tiempo” -León Felipe-
Lo que el país necesita es una transformación y ésta sólo se logrará a través del cambio en los individuos; de uno que crea, de uno que se atreva para que así, inspire a otros y logre formar una tribu. Es precisamente en esta última palabra en la que quiero enfocar mi escrito de hoy, basándome en una teoría que logró en mí un cambio de paradigma; la que nos comparte Seth Godin en su libro “Tribus”.
El ser humano por naturaleza es tribal. En un inicio las tribus jugaban un rol crucial en la supervivencia ya que, únicamente actuando en comunidad, fue posible la convivencia organizada y la seguridad ante amenazas externas. Al haber logrado la supervivencia y la seguridad, que son las necesidades básicas de la pirámide de Maslow, las tribus comenzaron a tener un papel importante en el desarrollo psicológico de las personas ya que, en el tercer eslabón de dicha pirámide, se encuentran las necesidades sociales, entre las cuales está la de pertenencia a un grupo y la de contribuir a una causa que es lo único que nos puede garantizar la trascendencia.
¿Qué es una tribu? De acuerdo a Godin, una tribu es un grupo de personas conectadas entre sí, conectadas a un líder y a una idea que necesita tan solo de 2 cosas: un interés en común y un medio para comunicarse. Aunque la configuración de las tribus y sus herramientas de comunicación han cambiado, en la era del conocimiento colaborativo en la que estamos, surge nuevamente este concepto con más fuerza ya que contamos con nuevas herramientas para comunicarnos y organizarnos, que tienen un alcance jamás visto y que nos permiten tener un mayor impacto. Hoy en día, gracias al Internet, a la Web 2.0 y a las redes sociales, las posibilidades virtuales de comunicación son infinitas, instantáneas y accesibles. Esto hace que sea más fácil generar y compartir una idea, así como que ésta sea expuesta ante un mayor número de personas.
En los sistemas y tribus de antes (aunque en países como México siguen siendo los de ahora), que tienen su base en la era industrial, los líderes eran aquellos que mejor administraban y ejecutaban el sistema, muchas veces como marionetas. Éstos sistemas ya sea políticos, empresariales o sociales, premiaban el intelecto, la diligencia y sobre todo la obediencia y se basaban en mantener el status quo. El poder se ejercía a través de la imposición y la autoridad. Este tipo de sistemas generaban empleados. Por el contrario, con la entrada de la actual era del conocimiento, los líderes que forman las tribus ya no son los guardianes de lo convencional sino los herejes; aquellos que crean nuevos sistemas en los que lo que se premia es la pasión, la creatividad y la proactividad de las personas. Estas organizaciones generan seguidores y emprendedores y la influencia de los líderes se logra a través del respeto, la admiración y sobre todo de su congruencia. Sin duda que parte del problema en México es que no hemos migrado de sistema y mucho menos del tipo de líderes que manejan el país.
Al pensar en los sistemas mexicanos, como el político, educativo, laboral y empresarial, automáticamente nos remitimos a la descripción de los líderes y del sistema industrial en el que la estandarización de los productos es sinónimo de calidad. Esto no sólo a nivel comercial sino también lo vemos a nivel educativo en el actual sistema que proporciona la misma educación, mismos libros, mismos maestros etc, para todos los alumnos, independientemente de sus capacidades o intereses. Es por esto que en México no contamos con una cultura emprendedora ya que emprender requiere ser creativo, cuestionar e innovar, características que no sólo no están premiadas sino en ocasiones, hasta castigadas desde que somos pequeños.
El sistema político y las grandes industrias y empresas en nuestro país no quieren que este status quo sea alterado ya que es la única manera en la que se mantendrán en la posición de poder en la que están. Los sistemas en México deben de transformarse y para ello se necesitan nuevos líderes; herejes que inspiren a otros a cambiar las reglas del juego.
Estamos atravesando por una grave crisis; un cambio profundo en las estructuras de estos sistemas anacrónicos que ya no engranan con las dinámicas y exigencias sociales. Esta crisis la vemos reflejada en su mayoría en la juventud que obviamente son las generaciones que ya traen otro “chip”: son los nuevos ciudadanos digitales. Muchos dicen que hay una pérdida de valores que se puede ver en fenómenos como los ninis, pero yo digo que el verdadero trasfondo es la pérdida del sentido de vida o de propósito causada por una falta de grupos o tribus a los cuales pertenecer.
En efecto hay una crisis pero es de liderazgo y existe una inminente urgencia de que surjan nuevas tribus. Los jóvenes ya no encajan más en el sistema ni en las ideologías anteriores y están ávidos por unirse a nuevas tribus con las que se identifiquen. La gente se une a una tribu porque quiere un cambio. Sin duda que estos jóvenes quieren un cambio pero a falta de líderes y movimientos que los motiven al progreso social y los encaminen al bien común, se unen a tribus que les hacen propuestas de cambios, aunque éstas sean relacionadas con el crimen organizado. Ésta es la razón por la cual los cárteles de la droga y los grupos de delincuencia están coptando tantos jóvenes; son tribus instauradas que les ofrecen el cambio que buscan, un cambio que sin duda es en su situación económica pero también es un cambio de pertenencia social ya que muchos de estos jóvenes ni siquiera en sus familias tienen una tribu a la que aspiren pertenecer por ser un entorno de pura violencia y maltrato.
No sólo han fallado los políticos en generar movimientos a los que la sociedad aspire unirse sino también los miembros de la sociedad civil hemos fallado en generar tribus de las que los ciudadanos quieran formar parte. Al parecer los únicos que han logrado exitosamente organizarse son los “malos” y por eso han tenido tantas conquistas. Los grupos del crimen organizado no son sólo delincuentes ya que se han metido en lo más profundo del tejido social, convirtiéndose en tribus a las que muchos jóvenes quieren pertenecer al buscar un cambio y no encontrar otras alternativas.
Así como hemos acuñado en nuestro vocabulario del diario el término “delincuencia organizada”, que es el término usado para un movimiento social, debemos empezar a posicionar más el término de “participación ciudadana” y “sociedad civil organizada” que, aunque lo hemos venido escuchando con mayor frecuencia en los medios, todavía necesita muchos más miembros en la tribu y más líderes para poder hacer una verdadera transformación.
La esperanza del cambio no está en los grandes empresarios, políticos ni en las instituciones establecidas, sino en la gigantesca capacidad que tienen, y han demostrado tener, personas tan “ordinarias” como tú o como yo, para cambiar sectores completos a través de sus ideas y liderazgos que logran permearse y formar tribus.
Hoy más que nunca hay tierra fértil para aquellos que estemos dispuestos a hacer un cambio. ¿Qué se necesita? La aparición y expansión de tribus que sean formadas por líderes que estén dispuestos a ir más allá del miedo y cuestionar el estatus quo. Estos líderes van a necesitar seguidores que tengan ganas de luchar por una visión y sus arriesgadas e innovadoras ideas alejadas de la estabilidad y la seguridad. Así que mi propuesta este día sería que hagas un alto y analices tu vida. Empieza a cuestionar tu propio status quo y sé líder e inspira a la gente en tu entorno actual. El cuestionar te llevará a saber qué quieres, y de ahí se despliega cual es tu propósito. Si lo conoces, lo único que te hace falta es salir a buscar tu tribu (si es que todavía no la tienes) y comprometerte para impulsarla y ser parte del cambio. Hay muchas tribus allá afuera que te están esperando para poder crecer, alzar la voz y ser escuchado. Si sales y no encuentras una que te convenza, CREA la tuya. El país necesita tribus sólidas, y las tribus necesitan de tí, de tu visión y de tu pasión.
Así como Juan Escutia se envolvió en la bandera para evitar que fuera tomada por las tropas estadounidenses, tú decide cual es tu bandera, envuélvete en ella y no tengas miedo de aventarte y atreverte a luchar por ella ya que hoy en día, lo más seguro, es arriesgar.